A PRINCIPIOS DE LA DÉCADA DE 1940, en plena represión franquista, Gómez
Bosch se lleva el caballete y la caja de pinturas a rincones despejados y
entonces relativamente aislados de la geografía gran canaria. De su paso por
las medianías altas de Moya nos ha legado una serie de paisajes que son
perspectivas di sotto in sù de riscos y cimas. Tal es el caso de este lienzo,
en que el eje visual que estructura la imagen se centra la representación del
macizo muro de los acantilados. En el primer plano y abrupta diagonal aparece
una loma poblada de flores y hierba. Es el único elemento compositivo que
relativiza el espacio antes de llegar a las paredes rocosas que son el
verdadero objeto de este estudio. El estudio general de la luz que realiza el
pintor, tanto del ángulo de la iluminación natural, como de las sombras
complejas del acantilado, enfatizan el credo naturalista de Gómez Bosch, y el
imperante deseo de representar realmente el paisaje sin ceder a tentaciones
pintoresquistas. El esquema del color lo determina la calidad primaveral de la
luz, aclarando por tanto todos los registros. La descripción del barranco es
exacta, tan exacta que permite el análisis geológico de su formación y
morfología. Perspectiva del Barranco de Moya, 1941 por JONATHAN ALLEN
Perspectiva del Barranco de Moya, 1941 TOMÁS GÓMEZ BOSCH Óleo sobre lienzo
40 x 31cm Casa-Museo Tomás Morales 125