EJONATHAN ALLEN Universidad de Las Palmas de Gran Canaria l Imaginero José de
Armas Medina l Imaginero José de Armas Medina Cubierta del catálogo El
imaginero José de Armas Medina (2009) El imaginero José de Armas Medina:
[catálogo de exposición] / [comisario, Javier Campos Oramas]. Las Palmas de
Gran Canaria: Fundación Canaria Mapfre Guanarteme, D.L. 2009. 256 p.: Il. bl.
y neg. y col.; 30 cm. ISBN: 978-84-92532-17-9 EL IMAGINERO JOSÉ DE ARMAS
MEDINA EXPOSICIÓN CELEBRADA EN LA FUNDACIÓN MAPFRE GUANARTEME, LAS PALMAS DE
GRAN CANARIA DEL 24 DE ABRIL AL 22 DE MAYO DE 2009 HACÍA YA DEMASIADO TIEMPO
QUE NO SE REVISABA NI ESTABLECÍA una catalogación exhaustiva del escultor
grancanario José de Armás, exceptuando el capítulo que le dedicó el
catedrático Carlos Pérez Reyes en su seminal estudio, Escultura Canaria
Contemporánea: 1918-197. (Eds. Cabildo de Gran Canaria, 1984, pp. 213-219).
Pérez Reyes, con su escrupuloso sentido del orden, listaba entonces veintidós
obras del agaetense e incluía las exposiciones en que había participado,
desde la ya histórica colectiva Ramos y sus alumnos (1933) hasta la primera
individual, Caricaturas, que organizó el Cabildo de Gran Canaria en 1941. El
reciente libro-catálogo se puede considerar la principal monografía de este
autor relata, entreverando biografía pura con historia social y contexto
histórico, las etapas creadoras de Armas Medina, conjuntando escultura civil,
escultura religiosa, caricatura y caricatura escultórica. Ofrece un anexo bien
nutrido que consta de bibliografía, pequeñas biografías de colaboradores,
bocetos y apuntes. Se echa en falta solo una cronología del escultor que
facilitaría la inmediata síntesis de esta vida creadora rescatada
esmeradamente. Nos sorprende la diversidad artística y versatilidad estética
de José de Armas. Aparece un excepcional caricaturis 80 ta canario, que
trasciende el ejercicio funcional y las simples maneras del semblante
humorístico. Las caricaturas de personajes locales conforman una consumada
galería fisonómica, que abarca setenta años de producción (19281993). Las
caricaturas revelan modelos heredados del art nouveau, con cierta tendencia
hacia el perfil clásico (Cónsul de Italia, 1933), pero sin prejuicios ni
manera definitiva. El artista no vacila en extremar el humor y llevarlo a sus
consecuencias más teatrales (Mario Hernández Álvarez, 1980), en que la
anatomía cede a un expresionismo casi abstracto. Además, entre las
caricaturas se cuela algún estudio tipológico popular, como el retrato de
Silvestre (1930). Aún más interesante deviene esta faceta semidesconocida por
el gran público cuando repasamos sus ocho figuras escultóricas. No dejan
lugar a duda: José de Armas podía haber sido el caricaturista más completo
de esta tierra, sucesor natural de Botas Ghirlanda y Manuel Reyes. Teniendo en
cuenta las referidas calidades del dibujo satírico, no ha de sorprendernos la
excelencia de sus retratos estatuarios, que se concentran entorno a
determinados años. Enriquecen claramente el género moderno que arrancó a
mediados del diecinueve en Las Palmas con Rafael Bello, fue notable en la
producción de la Escuela Luján Pérez (Fleitas, Ramos y Cárdenes lo
practicaron antes y después de la Guerra Civil), y en épocas más actuales ha
abordado, por ejemplo, Manuel Bethencourt. De Armas ha trabajado en distintos
medios. Usó el yeso para los expresivos bustos de Francisco de Armas Merino y
el Dr. Paradas Farinós (1933), talló la madera a la hora de retratar a nietos
y allegados: Mi hija Maica (1975), Luci Cabrera (1980) y Mi nieta Elena (1982),
alcanzando ritmos que definen una concepción geométrica y finalmente abordó
el bronce para moldear con enterea libertad estética las cabezas de Jesús
González Arencibia (1981) y del Capitán Etayo Elizondo, ambas
neoexpresionistas. Su estatus como imaginero o escultor religioso, término que
se nos antoja más universal, es indiscutible. Su obra maestra, al menos la que
muestra la mayor y más consuma- Caricatura de Saulo Torón, 1971 por JOSÉ DE
ARMAS MEDINA Estilográfica y rotulador sobre papel, 135 x 9 cm. Depósito de
José de Armas Díaz, Casa-Museo Tomás Morales 81 da versatilidad, es el
Cristo yacente en su sepulcro, conservado en la iglesia parroquial de Santa
María de Guía (Gran Canaria). El tallista eleva y amplía el formato
escultórico a un suntuoso trono-relicario de cinco pisos. Los laterales narran
la Pasión en relieve, y los Apóstoles coronan arquitectónicamente los
vértices de los pisos, sin olvidar a María Magdalena, la Verónica, José de
Arimatea y Nicodemo. Asimismo su Sagrado Corazón de Jesús y su Virgen del
Carmen muestran las inflexiones expresivas que iluminan y dan vida propia a
estas imágenes sagradas tan archicodificadas en la tradición occidental. Es
de lamentar que la estatuaria pública de este escultor tan privado y poco dado
a la difusión de su obra no repercutiera más en el noroeste de su isla.
Quedan como muestra, la dramática y danzante visión del malogrado bailarín
Lorenzo Godoy, en la entrada del Puerto de Las Nieves, y el Grupo de los
Poetas, marcando el inicio de su homónimo Paseo. No obstante, esta versión en
bronce dista desgraciadamente en su factura de la agilidad anatómica impresa
en los modelos de yeso y debería algún día refundirse para hacer honor a la
habilidad de su creador.