Donativo de cuarenta y tres exlibris catalanes del periodo modernista. por AITOR QUINEY URBIETA Biblioteca de Catalunya EL EXLIBRIS ES LA MARCA DE PROPIEDAD DE UN LIBRO,y bajo este concepto lo encontramos desde hace cientos de años, casi diría, desde que el libro existe, y bajo diferentes apariencias. La primera de ellas, claro está, es una simple anotación manuscrita del tipo “Este libro es de...”, o “Este libro pertenece a...”, que consiste en la esencia de aquello que es un exlibris, es decir, la marca de propiedad. Con el tiempo deviene una estampa de pequeñas dimensiones, impresa por cualquier procedimiento gráfico. Los primeros exlibris que se conocen con las características de los actuales, es decir, como estampas grabadas, nacen en la Alemania gótica coincidiendo con el período del incunable, en el siglo XV. Todos eran xilográficos, siendo el primero de ellos, uno destinado a Hildebrand de Brandenburg (1470), monje de la cartuja de Buxheim, en el que se representa un ángel sosteniendo un escudo entre sus manos. Las marcas de posesión de libros pasan por dos períodos claramente diferenciados: el período clásico (1480-1880), donde domina la heráldica y portaban el escudo familiar del propietario de la biblioteca o colección, con su nombre, monograma o blasón, y el período moderno (1880-1907), durante el cual, el exlibris sufre una importante modificación conceptual: ya no tendrán la mera función única y esencial de la identificación del propietario, sino que se convierten en sí mismos, en materia de intercambio y colección. Este término de moderno, coincide en fechas con el Modernismo paneuropeo finisecular, y se alarga hasta la actualidad. El exlibris moderno se contrapone al clásico en su concepción artística, y la aparición del coleccionismo —un hecho generalizado en toda Europa—, propició, de manera activa la creación del exlibris como obra de arte de pequeño formato, al margen de su función específica que sigue siendo la misma. El exlibrismo, a partir de entonces, abrió un camino infinito de expresión figurativa en el que era casi obligado el dibujo alusivo al propietario, en torno a un simbolismo sobre su persona, sus cualidades o su profesión. Entonces, la mayoría de los artistas de fin de siglo, se acercaron a la creación de exlibris, desde Manet hasta Bracque 102 Ramón Casals y Vernís (Reus, 1860-1920) Biblioteca del Dtor. Joseph Fabregat (1917). Exlibris a la pluma Francisco Esteve Botey (Barcelona, 1884-Madrid, 1955) Francisco Esteve (1914). Exlibris a la pluma Llorenç Brunet (Badalona, 1873-Barcelona, 1939) Ex-Biblioteca verdagueriana de Joan Bta. Batlle (1922). Exlibris a la pluma Anónimo Marià Manent. Exlibris xilográfico, a la pluma i tipográfico Josep Mª. López-Picó. Fotograbado