L L as agonías insulares de Miguel de Unamuno, de Bruno Pérez Alemán
Cubierta de Las agonías insulares de Miguel de Unamuno (2010), de BRUNO PÉREZ
ALEMÁN. PÉREZ ALEMÁN, Bruno: Las agonías insulares de Miguel de Unamuno;
edición anotada de sus textos sobre Canarias por Bruno Pérez Alemán;
[palabras liminares, Eugenio Padorno]. Las Palmas de Gran Canaria: Anroart,
2010. Contiene: Artículos y discursos. Apéndice: Manuscritos; Epístolas;
Entrevistas; Poemas; Traducción: La retama, de Jacobo Leopardi. Referencias
bibliográficas de comentarios y notas. ISBN: 978-84-92628-84-1. DESPUÉS DE
QUE EL 23 DE FEBRERO DE 1909 se representara en el Teatro Pérez Galdós de Las
Palmas La Esfinge de Unamuno, por la compañía de Carmen Cobeña y Federico
Oliver, los intelectuales canarios invitarán al filósofo a Las Palmas para
ser mantenedor de los Juegos Florales que se celebrarían en el año siguiente.
A partir de entonces la intelectualidad canaria comenzará a reseñar y a
exponer las obras y el pensamiento de Unamuno en las páginas de la prensa
insular. Entre esas rúbricas se encuentran las de Alonso Quesada (pseud. de
Rafael Romero), Tomás Morales, Francisco González Díaz, Manuel Macías
Casanova, etc. Pero sin duda, quien más destaca de entre estas páginas es
Fray Lesco (pseud. de Domingo Doreste Rodríguez), que estudió Derecho en la
Universidad de Salamanca y tuvo un contacto más directo con el escritor. Fue
él uno de los mayores impulsores de este primer viaje de Unamuno a las Islas y
quien más información le proporciona sobre ellas. Aunque tampoco dejó de
darse la habilidad de dirigir la mirada a la sociedad canaria cuando
entrevistó a Unamuno para la Revista de los 84 Municipios de Madrid
(31-I-1909) y que por esas fechas se extractó para la prensa insular: Pleito
Insular: Sospecho
que la cuestión divisionista es una pugna no entre dos
grupos del Archipiélago, sino entre dos ciudades. (
) En el orden supremo, y
en el de la cultura, es una ciudad la que hace una región y le da conciencia
de sí misma. El Pleito Insular al que Unamuno se refiere es lo que se ha
dado en conocer como el problema canario: la pugna por la División
Provincial, que no se conseguiría hasta 1927. Reproducimos a continuación las
palabras liminares de Eugenio Padorno para la presente edición: Canarias
registra (además de una amplia y variada creación genérica) una especial
receptividad crítica, sobre todo en lo relacionado con su acontecer cultural;
y esta atención es promovida por la conveniencia un cambio de sentido en la
propuesta de una definición nueva o complementaria. Un segmento en verdad
decisivo para los estudios literarios en las Islas es el abarcado por el
Modernismo; de la abundante bibliografía extrainsular sobre aquel movimiento,
son escasas las investigaciones que recuerdan la contribución de las Islas a
la conformación del mismo, o a su especificidad. Pienso en los ya lejanos
estudios de Pedro Salinas, Díaz-Plaja o Laín Entralgo, de los que se
nutrieron numerosas promociones de filólogos; e incluso en los posteriores a
aquellos, y que firmaron Rafael Ferres, Ricardo Gullón y Lily Litvak. La
excepción en este ámbito la representa el estudio de José-Carlos Mainer, La
edad de Plata (1902-1939), que en los medios del pensamiento insular tuvo el
signo de una restitución aguardada. Y parecida gratitud alcanzó el breve
ensayo de Jaime Siles La poesía de Tomás Morales (1985). A propósito de
las aproximaciones que se han acometido de puertas para adentro, hemos de
recordar aquí los nombres de Joaquín Artiles, Alfonso de Armas, Sebastián de
la Nuez, Francisco Navarro Artiles, Lázaro Santana, Juan Jesús Páez, Yolanda
Arencibia y si se me permite el del responsable de estas líneas, entre
otros. No siempre es el mismo, por fortuna, el sentido de sus conclusiones,
aunque en el enfoque del que se sirvieron se hallaba implícito el conocimiento
del contexto en que estaba ubicado el objeto de estudio. Por lo que concierne
al autor de estas líneas prologales ha de confesar su inclinación a disentir
de la autoridad de definiciones previas que se atienen a una visión 85
uniformadora y centrípeta y a la que en verdad poco o nada importa el
fenómeno espiritual que acontece en un margen, por no contravenir el esquema.
El falso déficit que para la filología extrainsular ha venido afectando a la
cultura canaria hablo en términos generales es achacable a olvidos o a
desatenciones sólo resarcibles con la entrada de aquel acerbo atlántico en el
circuito crítico del pensamiento y las literaturas hispánicas. Los derechos
de propiedad intelectual son de los autores, pero no son sustancialmente
alegables por la literatura, que se hace con aproximaciones de muy distinta
naturaleza, intencionalidad o conciencia; y me expreso así por el
singularísimo ejemplo que encarna la penúltima etapa de la obra unamuniana;
y, además, no sólo por su relación con la suerte del posmodernismo canario;
la influencia de los elementos geográficos y humanos, la experiencia del
aislamiento y del vivir de lo necesario hicieron que la etapa africanista
(o de búsqueda y exégesis de esencialidades) se viera materializada en los
hallazgos del primitivismo isleño, y a integrarse inconscientemente, sin
duda en un modo de aprehensión del mundo que, por reconocible, consistió
que llamáramos escritor canario al poeta-filósofo. Es probable que aquel
momento aún se considere en la acepción de Vattimo el más débil
pensamiento unamuniano. Como se verá en las páginas que siguen, el proyecto
primordial de Bruno Pérez conductor asimismo del previo trabajo de su Tesis
doctoral ha sido el de colectar, desde distintas y dispersas fuentes
textuales, lo escrito por Unamuno desde y sobre Canarias, plan que con
anterioridad había afrontado, aunque con limitada extensión, Francisco
Navarro Artiles en su Unamuno. Artículos y discursos sobre Canarias, o con esa
amplitud relativa que el asunto de la investigación ocasional requería, como
es el caso de Sebastián de la Nuez y de sus numerosas aportaciones al
respecto. En la presente edición, Bruno Pérez persevera en dos aspectos
cruciales con relación al poeta-filósofo: el acercamiento a Unamuno como un
signo cultural canario y el imaginario insular unamuniano. De la mirada del
joven investigador Bruno Pérez no resultan excluidos aquello escritos
unamunianos que aun refiriéndose a otras cuestiones, están condicionados
por la relación que el filósofo mantuvo con la realidad canaria,
especialmente la de Fuerte- ventura que, a pesar de su pobreza (o por su
ejemplar eticidad), no sólo suscitó en el escritor fecundas ideas sobre el
estilo, sino la 86 sobreabundancia de la creación lírica
Se ha repetido
hasta la saciedad que fue una lástima que Unamuno no llegara a escribir un
libro que ha llegado a ser famoso sólo por la prefijación de su título: Don
Quijote en Fuerteventura; sin embargo, algo de ese libro no escrito y que
tiene en don Miguel su principal protagonista puede ser leído en este
volumen que en clave quijotista ha organizado Bruno Pérez; conozco su tesón y
rigor. Tenemos su promesa de proseguir con el asunto de esta investigación.
Cumplo con el ruego de que le acompañara en esta propuesta de edición; lo
hago con agradecimiento y afecto. [Betancuria (Fuerteventura)]. Fotógrafo:
sin identificar; año de creación 1890-1895; medidas: 23 x 17 cm. Archivo de
Fotografía Histórica de la FEDAC, Foto nº 04786. 87